Los fungicidas son pesticidas utilizados para destruir o evitar el desarrollo de los hongos.
Clasificación de Fungicidas según su origen:
Fungicidas inorgánicos: Son los compuestos más antiguos, remontándose su uso desde fines del siglo XIX. Si bien su utilización ha mermado por la utilización de productos orgánicos, aún no han sido sobrepasados en todas sus aplicaciones.
Encontramos:
• Compuestos azufrados
• Compuestos cúpricos
Fungicidas orgánicos: Comenzaron a desarrollarse en 1934, siendo más efectivos y menos tóxicos que los inorgánicos. Permitieron resolver problemas que los fungicidas clásicos salvaban de modo parcial. Algunas de las familias que pertenecen a este grupo son: Carbamatos, Dicarboximidas, Compuestos orgánicos de cobre, Bencimidazoles, Triazoles, Estrobilurinas, etc.).
Sin lugar a dudas, las semillas de trigo en la mayoría de los casos, traen consigo una carga de patógenos que debe ser controlada y que muchas veces no es detectada en las determinaciones rutinarias de poder germinativo. Por lo tanto, el curado con fitoterápicos nos permite eliminar los organismos que afectan la germinación de nuestra semilla y evitar la introducción de nuevos patógenos en el suelo.
En segundo lugar, el suelo donde implantamos las semillas no es un medio estéril sino por el contrario esta poblado por numerosas poblaciones de patógenos, altamente adaptadas al medio donde viven, que atacan a las semillas de trigo durante la etapa que va desde la germinación hasta la emergencia de los cultivos. Este ataque es aun más pronunciado e importante cuando existen condiciones agroclimáticas que favorecen a los patógenos como suelos húmedos, fríos y con cobertura de rastrojo que hacen que los períodos de germinación y emergencia se prolonguen y por lo tanto las posibilidades de ataques a las semillas aumentan considerablemente.
Consecuentemente, si a los patógenos presentes en la semilla le adicionamos los que pueden atacarla desde el suelo, tenemos una importante población de organismos perjudiciales que es necesario controlar, a los efectos de obtener una adecuada germinación de las semillas y con ella una correcta implantación de las plántulas para así lograr un stand de plantas agronómicamente óptimo.
Teniendo entonces claras las razones técnicas que hacen necesario el curado de las semillas surge inmediatamente una nueva pregunta: ¿Cual es el curasemillas fungicida que debemos emplear para conseguir un eficaz control de las poblaciones patógenas? y para responderla en primer término es importante destacar que la elección debe estar direccionada hacia productos curasemillas dobles que incluyan en su formulación fungicidas de contacto y sistémico para de esta forma lograr un mayor y mejor espectro de control de los patógenos de semillas y suelo.
La combinación de principios activos como el Thiram ( fungicida de contacto ) y de Tebuconazole ( fungicida sistémico ) permite obtener excelentes controles sobre los patógenos más importantes que atacan al cultivo de trigo, tales como Carbón Volador o Ustilago nuda f sf tritici , Carbón Hediondo o Tilletia caries y Tizón de las plántulas o Fusarium graminearum.
Finalmente, podemos responder afirmativamente a nuestra pregunta inicial acerca de la necesidad del curado de las semillas de trigo ya que se torna absolutamente necesario el tratamiento para controlar tanto los patógenos de las semillas como del suelo y en consecuencia la utilización de curasemillas nos permite alcanzar óptimos stand de plantas que son imprescindibles para conseguir excelentes cultivos de trigo, maíz u otros.
Producto elaborado a base de microorganismos que se aplican al suelo o a la semilla de un cultivo con bacterias, para que una vez implantado y durante el proceso de germinación, genere simbiosis plántula-bacteria.
INOCULACIÓN:
Proceso por el cual un patógeno y un hospedante entran en contacto.
La producción agrícola basada en leguminosas es fundamental para la alimentación humana, especialmente si es en equilibrio con el medio ambiente. Por ello la interacción natural de estas plantas con una bacteria del suelo a nivel de la raíz, es ecológicamente importante, como medida para evitar el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados que deterioran el suelo y contaminan el ambiente.
El objetivo de esta revisión es analizar brevemente parte de la información sobre el potencial de la bacteria del género RHIZOBIUM para fijar nitrógeno (N2 en simbiosis con leguminosas, para emplearse en la producción sustentable de esta planta).
La fijación biológica del nitrógeno sólo se observa cuando la bacteria reconoce a su hospedero, lo infecta a través de los pelos radicales para que en la matriz de las células corticales induzca una meiosis y mitosis acelerada que da lugar a un tejido hipertrofiado: el nódulo en el sistema radical de la leguminosa para entonces RHIZOBIUM ha perdido su pared celular y se ha transformado en un bacteroide, mientras que por la enzima llamada nitrogenada, fija el nitrógeno y lo convierte en amonio, que luego transfiere al ribozoma vegetal para la síntesis de proteínas vegetales, simultáneamente por la fotosíntesis la leguminosa reduce el CO2 en carbohidratos que servirán como fuente de carbono y energía para RHIZOBIUM, y con ella al aumentar la reserva de la glucosa, mantenerlo activo en el nódulo hasta cubrir las necesidades de nitrógeno de la planta.
Por tanto el uso de inoculantes a base de RHIZOBIUM que reducen la aplicación de fertilizantes químicos al suelo, incrementa el contenido de nitrógeno en el cultivo vegetal y su peso seco y mantiene el rendimiento en las leguminosas, lo que en consecuencia al bajar su costo de producción y la contaminación de mantos acuíferos y suelos, es vital para una agricultura sustentable.
El inoculante está elaborado a partir de cepas de alta especificidad y comprobada capacidad de fijación simbiótica del nitrógeno. La selección de cepas para cada zona agroclimática se estudia especialmente para determinar qué clase de inoculante debe ser utilizado.
Debido al alto contenido de proteína del grano de soja, alrededor de 80 Kg. de nitrógeno del aire son necesarios por cada tonelada de grano producido. Para rendimientos de 3000 Kg. /ha serán necesarios 240 kg. /ha de nitrógeno. Maximizar la fijación biológica del nitrógeno del aire es la forma más económica y eficiente para cubrir dicho requerimiento. De allí la importancia de lograr la mejor inoculación, para permitir que la planta exprese su máximo potencial de producción.
Los inoculantes se almacenan en cámaras de temperatura controlada para mantener sus propiedades.
En el caso de nuestras máquinas, en el momento de su aplicación, los mismos no deben estar expuestos al sol, como así tampoco las semillas que se están tratando.
Especialmente hay que tener un control permanente de la máquina para que la misma mantenga al inoculante que se está aplicando en continua agitación, asegurando de esta forma una homogénea distribución del RHIZOBIUM en la masa líquida. De no ser así, se producirá precipitación y la posterior acumulación de RHIZOBIUM en el fondo del recipiente empobreciendo de esta forma el inoculante que se está aplicando.